NAUFRÁGAME 

Naufrágame como lo hizo el amor al azar,

enterrándome en lo más profundo de tu ser.

Envuélveme en las velas, en las sedas de tu piel.
En tus noches en vela.

Empújame, junto al terciopelo de tu voz y,
erízame en susurros, los brazos y el corazón.
Abrázame en esta incerteza, que un día nos cambió la razón.

Y sin razón,

Bésame,

Hasta naufragarme en tus deseos de amor.

 

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Playa de Coma-ruga

MIEDO III

Es curioso que, te miro

y no soy capaz de advertirte ni un «hola».
Como intuyendo la capacidad de predecir como terminará todo.
¿Cómo prevenirse de un desenlace aún no escrito?
Como si hubiese un destino encuadernado.
Como sin querer arriesgarse a saber que tiene fecha de caducidad.

Y ni siquiera te conozco,

pero me gustas lo suficiente como para

creer no merecer
hacernos daño.

wp-1477852411014.jpg.

LO TENÍA TODO

No tenía un gran barco,
ni una vanidad descapotable.

Tenía algo que pocos tienen.

Con sólo una mirada la podía hacer volar. Para ella suficiente.

Había aprendido a  coser las heridas del amor y de la vida. Enloquecía al verla reír, aquellas carcajadas desbordadas. Aquella manera de sentir.

De vivir.

Aquella sensibilidad con la que sentía y sufría las cosas. Aquel fruncir de ceño ante las injusticias,

las codicias. Aquella manera de ser,

de mi ser.

Esa alma que entraba en mí a través de sus besos, sus versos…

Su cabello, infinito mar sus sesos.

Aquella boca,
menudo volcán.

Ella no necesitaba grandes cosas,
se conformaba con el lujo de verme sonreír, disfrutar.

Hacerme feliz.

Yo me enamoré de su altruismo, su energía, su bondad.

De existir para amar y dejarse amar.

De existir para tocarme y hacerme

volar.

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Casa Museo de Pau Casals «Vila Casals»

 

LA POESÍA DE SUS OJOS

En la poesía de sus ojos me perdí buscándome un hogar en ellos,
caí en el laberinto de sus deseos, y me enredé en los nudos de su pelo.

Y volví a encontrarme de nuevo
contigo
después de tanto tiempo y,
se cayó mi mundo entero

a tus pies.

Me cansé de soñar, no quise hacerlo más. Te aborrecí en mis sueños, que jamás cumplirán realidad.

Decidí vivir, aprendí a existir, a planificar menos y a disfrutar lo que siento.

Me duele, pero me alegra, que a pesar de no ser yo, que la persona que ahora amas,

te haga feliz,

que yo poco a poco, volveré a

sonreír.

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EL TABACO MATA, HAY AMORES QUE TAMBIÉN 

Hoy me desperté con el corazón roto.

Otra vez,
un día más.

Prendo un cigarro y observo el humo como se difumina tras el haz de luz que entra por la ventana.

Un día más de mirada helada,
clavada en aquellos recuerdos que no se van.
Me siento exhausto ¿qué fue lo que pasó?
Nada claro,
no me aclaro,
es tan raro.
Y aquí estoy
otra vez
pasmado,
pensando en cuan capaz soy de hacer de mi un ser desgraciado.

¿En qué he fallado?

No importa, así es la vida -me contesto-.
Un cigarro más, que contamina un corazón enfermo, roto.

Cobra sentido aquello que muchos otros escribieron. Que el hielo que invade mi pecho es más real de lo que jamás negué a imaginar.
Después te da cancer, y es que no aprendo.
Sabiendo lo mal que me sienta fumar,
y no es suficiente escarmiento.

Y es que no sé porqué fumo si se lo mal que me sienta.

 

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OJOS VERDES

Ojos verdes.

Ojos verdes que hablan con la misma intensidad
cual tus pupilas se dilatan para poder enfocar
mis labios.

Ojos verdes

que me atrapan a descubrir la profundidad de tus pensamientos.

Ojos verdes,

que en mirarlos cautivan los míos,
no más allá de no saber por qué,

no

poder

dejar de mirarlos.

 

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LA BELLEZA ES ALGO MÁS

La quería tanto que disfrutaba con sólo mirarla.

Tan libre. Tan bella.

Era tan hermosa, que tenías que pararte a observar su mundo. La forma en cómo se tocaba el pelo, cuando en un silencio solamente roto por un suspiro, se quedaba pensando en el universo de sus cosas.

En la habitación, una fina niebla era cortada por los puros rayos de luz que atravesaban la ventana, y que terminaban por acariciar su suave piel blanca. Pura seda.

Esa comisura única, que sorprendía en las muecas o al sonreír.

Esa alegría impropia de un adulto, que recordaba a la niñez y que había decidido quedarse con ella por siempre.

Esa parcial inocencia.

Esa picardía…

La armonía de sus rasgos, la melodía de su voz.

Era con solo mirarla y disfrutar.

Querer acariciar su mejilla con la parte externa de mis dedos, y dejarlos caer sobre sus hombros para sentir su aliento al respirar.

Perfume.

Al acercarte a besarla. Perfume.

Era única. Era ella.

Como la vida misma,

la que ella misma, convertía en

Bella.

 

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Lu, Madrid.

 

CON DESEAR NO BASTA

Te admiré por mucho tiempo, esperando a que todas las piezas volvieran a su sitio, como por arte de magia.

Esperé tanto, que cuando llegué, -cuando le eché un par- a mi pesar llegué tarde una vez más. <<Cómo iba alguien a querer un juguete roto>>  pensé.

Cómo algo que estaba roto iba a ser capaz de regalarte el tiempo, cuando ni siquiera era dueño del momento.

Cuando llegué,

tus ojos brillaban ya en otra dirección, y tuve que conformarme con haberlo intentado.

Con haberlo inventado. Al fin y al cabo…

Llegué tarde una vez más, como buen procrastinador. Con la misma ilusión de un niño cuando se había roto el brazo y, aparecía en la escuela deseando que la chica más guapa del colegio le firmara en la escayola.

Esa chica que hoy eras tú, y que había cambiado de escuela sin avisar.

Y yo que pensaba, como decía Murphy, que “Si no fuera por el último minuto, nada se haría”…

Siempre quedará un roto, para un descosido.

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Restaurante Gavina. Creixell

EL BALCÓN DEL DESEO

Escalé por tus pestañas para asomarme al balcón de tu mirada.

Y darte un beso más,

un beso que te levantase de los pies.

Ese beso pendiente,

el de siempre.

Qué te crees dueña de la luna, que sólo hay una,

dueña mía eres tú.

Eres duna, piel de azúcar, (la morena)

que hoy moja mis labios

con la saliva que nace en la fuente que es tu boca.

Son tus ojos que aún perduran, en lo que fueron dudas

que se convirtieron en cierto por ti.

Ojos verdes aliñados con canela,

que todavía recuerdo con cierta pena.

Con cierta pena y agradecido,

por la parte de tu vida

que dedicaste a mí.

Apenado, por lo que hubiera y no ha sido.

Agradecido, por el regalo de haber podido

sentir en la huella de mis manos,

lo que es perderse entre tus rizos

y,  acercarme a tu cuello para escuchar lo que tus suspiros

hablaban de mí.

 

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Tarragona.

DAME CINCO SEGUNDOS Y UNA ETERNIDAD

¿Te he visto en la playa? -Pregunto con admiración-

Este maldito destino que ha querido barrerme el paso con el oleaje, para obligarme a girar.

Y de repente tú. – ¿Eras tú? ¿En serio? –

Y de repente, cinco segundos.

Cinco segundos en los que recuerdo;

ese momento en el aeropuerto, con lágrimas en los ojos nos despedimos con lo que convino un ‘para siempre’. Aquel instante en que nos entendimos, aquel instante en que nos hubiéramos bebido.

Desde entonces no me preguntes dónde vivo,

ando perdido.

Avalé con mi sonrisa la felicidad que hipotequé contigo

por algo que al final no fue

y, maldito el delito que sin darme cuenta,

quedó prescrito.

Y de repente cinco segundos,

en los que nos hemos esquivado las miradas

dos veces como el que intenta disimular 3 años de abrazos.

Y sigo, continúo mi camino

ahora pisando más fuerte, jadeando lo que algún día fuimos.

La sal del mar se confunde con mi sudor de lágrimas.

Pero no, no serías tú.

De regreso te vi dos veces más en caras que creí tuyas, que fueron vulgares desconocidas.

Igual de desconocida que al final lo fuiste para mí.

Y es que da igual lo que digan,

No habrá

FIN.

 

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